En todos los sectores admiten que, si bien la relación política está quebrada por el momento tras las decisión del gobernador Kicillof de desdoblar la elección provincial sin el aval de los principales socios del peronismo bonaerense, la ruptura efectiva del frente electoral podría significar una derrota insólita para una fuerza política que al día de hoy se mantiene arriba en todas las encuestas de la provincia.
La diferencia no es táctica: es estratégica
Las diferencias tácticas sobre la forma de votar, se convirtieron rápidamente en estratégicas sobre la forma más efectiva de enfrentar al gobierno de Milei. Incluso van más allá y la confrontación contempla la pretendida disputa del gobernador y su grupo por la conducción del peronismo de cara al 2027. Disputa en la cual hay más de un sector que aún no se ha expresado pero que esperan con paciencia el desarrollo de los acontecimientos para cumplir su objetivo de terminar con la influencia política de la expresidenta.
Desde el sector de Cristina Kirchner sostienen al unísono y a quien quiera escuchar que la estrategia electoral debe contemplar el enfrentamiento directo con Milei, en una sola elección, y que lo que está en juego es la cantidad de diputados nacionales necesarios para evitar el quorum propio de La Libertad Avanza en el Congreso Nacional de cara a los dos años que le restan de mandato al Presidente.
Ademas, explican que el peronismo en unidad y en un sólo turno podría lograr más votos en todas las categorías, municipales, provinciales y nacionales, que le permitan una mayor gobernabilidad y un mayor posicionamiento de cara al 2027.
El peronismo bonaerense recuerda la recurrente actitud de muchos intendentes que, una vez asegurado su territorio, se desentienden de la suerte de los comicios nacionales, como sucedió en el último balotaje entre Massa y el libertario. También se recuerda que, en más de una elección, los jefes comunales reparten los cortes municipales de las boletas junto a las tiras provinciales y nacionales (que esta vez no estarán) de la oposición.
Por su parte, el propio Kicillof por más que pidió abandonar el discurso “derrotista”, admitió que el desdoblamiento también responde a evitar que “el topo se meta” en los concejos deliberantes y en la legislatura provincial, condicionando al gobierno provincial y a los jefes municipales. Ahora, el mandatario bonaerense asumió el compromiso de toda su fuerza política para las elecciones legislativas nacionales.
Habrá que ver entonces si realmente Kicillof “conduce” a los intendentes que hoy le responden, muchos de los cuales no podrán renovar en el 2027. El precedente es confuso: cada vez que se le pidió al gobernador que ordene a sus laderos, sobre todo al intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, para que cesen en su beligerancia en distritos controlados por el peronismo, como el caso de Lanús donde ordenó el rompimiento del bloque de concejales, el gobernador responde que él “no los conduce”.
Es extraño además, que el gobernador y sus hombres de confianza insistan en que no buscan un rompimiento, pero lleven adelante la conformación de las mesas “axelistas” en todos los distritos. “Decían que no sabíamos hacer política. Ahora van a ver lo que es hacer política” advirtió, en el inicio del segundo mandato de Kicillof, un referente de primera linea del gobernador al inaugurar un local en La Plata frente a la Vieja Estación provincial.
Desde el sector ligado a CFK y, también a Sergio Massa (aunque no lo digan públicamente), señalan la incoherencia del argumento del gobernador de desdoblar la elección para “discutir la gestión provincial”, ya que sólo se hará 40 días antes de los comicios nacionales, que ya tendrá sus candidatos definidos y la agenda política pendiente de su resultado.
La fecha del 7 de septiembre es otro punto de cuestionamiento hacia el gobernador, no solo decidió el desdoblamiento y lo fijó para un día cercano a la elección nacional, sino que ahora el armado de listas municipales y provinciales, posiblemente coincidan con las nacionales, dejando por fuera toda especulación sobre una posible doble candidatura de CFK en las provinciales y luego en las nacionales. Algo que, por otro lado, tampoco tenía muchas posibilidades de concretarse teniendo en cuenta que la titular del PJ no suele hacer ese tipo de artimañas electorales.
Lo que es cierto, es que la decisión acota los márgenes de negociación y tensa aún más las ya muy conflictivas posibilidades de llegar a acuerdos entre todos los sectores. Con esto, podrían decir desde el sector de CFK (y probablemente lo digan) que el desdoblamiento y la fecha elegida tienden más a ponerle palos en la rueda a la estrategia que busca llevar adelante Fernández de Kirchner que al mismo Milei. Pero sólo serían suposiciones.
Otro desafío para todo el peronismo, que es reconocido por tres de las patas del frente provincial, CFK, Massa y Grabois, es que la gestión bonaerense, con todos los esfuerzos del gobernador por aguantar los embates del gobierno nacional, tampoco tiene demasiado para mostrar ya que es el territorio más castigado por las políticas económicas de Milei.
En el ojo de la tormenta: cuáles son los reclamos a Kicillof tras el desdoblamiento
Además, la incomodidad con el manejo de la inseguridad es creciente, y ya forma parte de las quejas públicas de buena parte de los intendentes peronistas, por no mencionar a los opositores.
Vale recordar, que a finales del 2024, durante una reunión del PJ, más Sergio Massa, en el municipio de Moreno, Cristina advirtió la imprudencia que significaba desdoblar para discutir la cuestión provincial, siendo que el gobierno cuenta con un aparato comunicacional a disposición que haría imposible confrontar en igualdad de condiciones en ejes como la inseguridad y los crímenes atroces que se viven a diario en la provincia, mucho antes de la llegada de Kicillof.
Desde el sector que sigue a la expresidenta, remarcan que si las condiciones electorales impuestas unilateralmente por Kicillof se mantienen, Cristina buscará nacionalizar la discusión provincial desde la Tercera Sección Electoral, confrontar con Milei y arrastrar a las otras listas seccionales con su figura y acompañamiento.
Una cuestión importante de la jugada de Cristina de apostar a una candidatura provincial en la Tercera, es que es el territorio donde, además de estar concentrado su mayor capital electoral, se encuentran muchos de los intendentes que rodean al gobernador y a quienes se señala como los que llevan a Kicillof al enfrentamiento con CFK: Avellaneda (Jorge Ferraresi), Ensenada (Mario Secco), La Matanza (Fernando Espinoza), Berisso (Fabián Cagliardi), entre otros.
Cuál sería el costo que estarían dispuestos a asumir estos intendentes en un potencial enfrentamiento a una lista encabezada por la expresidenta. Para colmo, ninguno de ellos podrá reelegir, pero tampoco tienen a quién presentar que le haga sombra a la expresidenta.
El tema de la limitación a las reelecciones municipales no es un tema menor en la discusión. Hace tiempo que los intendentes vienen pidiendo por lo bajo y en sigilo, que la Legislatura derogue la Ley que les impide perpetuarse en sus territorios. El problema es siempre el mismo: El sector de Cristina no pagará por otros el costo de encabezar ese reclamo “de casta”, pero siempre aclararon que están en contra de la limitación de los mandatos.
En el ojo de la tormenta: cuáles son los reclamos a Kicillof tras el desdoblamiento
Lo que piden es que sean los intendentes y dirigentes que lo reclaman quienes se hagan cargo de sus deseos y no expongan a toda la fuerza política. Además, tendrán que convencer al Frente Renovador de Massa, que sigue firme en defender la Ley que acompañó en el gobierno de María Eugenia Vidal.
Según trascendió, Máximo Kirchner, le sugirió a Kicillof que envié a los dos jefes comunales más beligerantes contra Cristina, Ferraresi y Secco, a una reunión directa con ella para acercar posiciones, pero la opción fue desestimada por el gobernador.
Qué escenarios se abren
Así todo, aún existe la posibilidad para torcer el rumbo definido por el gobernador: la legislatura bonaerense podría rechazar el decreto del gobernador y aprobar con mayoría simple el proyecto del massista Rubén Eslaiman, con las modificaciones que permitan fijar la fecha de las elecciones provinciales. “Ley mata decreto”. La movida correría el complicado riesgo de llevar el enfrentamiento a un nuevo caso de judicialización de la política.
Tignanelli defendió el proyecto de elecciones concurrentes en la provincia
Otra de las salidas posibles es que se desdoble pero se mantengan las PASO, lo que generaría que los bonaerenses vayan tres veces a votar en un año. También existe la alternativa de que desde el cristinismo hagan valer su peso territorial e institucional en el armado de las listas (controlan el PJ Nacional, provincial y buena parte de los locales, inclusive en municipios que conducen “axelistas”) y que dejen “afuera” al armado del gobernador, a la espera de que explicite su rompimiento definitivo como había sugerido el ya mencionado Ferraresi, hace más de un año.
Además, otra de las alternativas podría ser que finalmente CFK imponga su posición, apoyada por Massa y Grabois (aunque habrá que ver si con estos términos el referente de Patria Grande accede a enrolarse en la estrategia de Cristina), y Kicillof vuelva hacia atrás en su decisión y unifique las elecciones, lo que podría llevar a la expresidenta a encabezar la boleta de diputados nacionales.
Pero, no parece ser muy probable que el gobernador pague el costo de dar el paso del desafío y luego volverse hacia atras. “Nunca hay que pagar costos dos veces”, le recomendarán.
El gobernador, si quiere forzar a toda la fuerza que integra UP a aceptar sus términos y condiciones electorales, tendrá que bajar su pretensiones de influir en el armado de las listas y de la estrategia de campaña. No se puede ganar en todo.
El “Bastón de Mariscal”
Hay un punto que también causa discordia: se suele justificar la acción de Kicillof con aquel discurso de CFK en el que pedía a militantes y dirigentes que “saquen el bastón de mariscal”. El problema, es que en ese entonces Kicillof optó por guardarlo y asegurar su lugar como gobernador a la espera de mejores posibilidades de éxito. Nada reprochable, pero otros aseguran que si hubiera seguido el consejo de Kirchner hijo, tal vez ya sería Presidente, pero también podría haber terminado prematuramente su carrera y perdido también la provincia.
Lo seguro es que la relación política ya no tiene horizontes para volver a ser la misma: el gobernador definió su distanciamiento sabiendo los costos que significarán. Y desde el sector de Cristina entienden que Kicillof optó por escuchar los mismos consejos que escucharon otros antes y que buscará construir su autoridad en base al enfrenamiento, implícito o explítico, con CFK.
El otro problema en torno al “bastón de Mariscal” es que blandirlo con imprudencia puede convertirte en el “Mariscal”, sí, pero “de la derrota”.
Kicillof fijó la fecha para las PASO, pero pide suspenderlas y avanza en el desdoblamiento
La pregunta más relevante, es si el gobernador aceleró demasiado los tiempos de su rompimiento y si realmente está en condiciones de ganar la disputa por la conducción o sólo dinamitará su carrera política, logrando un puñado de ocasionales beneficiados en su espacio y dejando al peronismo sin candidato y con complicadas posibilidades de competir para el 2027. Entre las posibilidades, la peor para buena parte de su séquito, está la de que termine despertando al gigante electoral dormido que aún, y en las condiciones adecuadas, puede estar dispuesto a volver a “bancar a la Jefa”.
Si bien en la política en general, y en el peronismo en particular, es célebre la frase/mandamiento de “matar al padre” como fórmula de construcción de poder, no está garantizando que surta el mismo efecto en los votantes en el caso de la “madre”.
En la que posiblemente sea la obra de estrategia militar más importante de la historia, “El arte de la guerra”, Sun-Tzu advierte sobre el problema de aquellos que se enfrascan en una batalla sobre la cuál no cuentan con las condiciones, ni la seguridad, de ganar: “(…)los buenos guerreros toman posición en un terreno en el que no pueden perder, y
no pasan por alto las condiciones que hacen a su adversario proclive a la derrota. En consecuencia, un ejército victorioso gana primero y entabla la batalla después; un ejército
derrotado lucha primero e intenta obtener la victoria después. Esta es la diferencia entre los que tienen estrategia y los que no tienen planes premeditados“.