El nieto 132 inició la búsqueda de su identidad en 2004 acompañado por el nodo Tucumán de la Red por el Derecho a la Identidad de Abuelas de Plaza de Mayo y la CoNaDI. El nieto desconocía que no era hijo de quienes lo criaron, hasta que sus hermanos de crianza -luego de fallecidos los padres- se lo dijeron y le entregaron su DNI original. Con toda esa información se dirigió a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDI) para indagar sobre su origen biológico.
Luego de la investigación documental y gracias a los estudios de ADN en el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), en 2008, el nieto pudo constatar que Mercedes del Valle Morales, quien figuraba en su DNI como su madre, lo era.
Mercedes fue secuestrada junto a parte de su familia, el 20 de mayo de 1976 en Monteros, Tucumán. Su hijo, con apenas 9 meses estaba el día del operativo, en el que también secuestraron a sus abuelos, Toribia Romero de Morales y José Ramón Morales. Cuatro días después secuestraron a sus tíos José Silvano Morales, Juan Ceferino Morales y Julio César Morales, todos se encuentran desaparecidos.
Fue una tía abuela materna, Máxima Rita Romero de Morales quien, con el retorno de la democracia, denunció ante la CoNaDeP la desaparición de toda su familia.
Luego de conocer su filiación materna, el nieto dejó su perfil genético en el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), con la ilusión de algún día poder encontrar los restos de su madre.
Tiempo después el Equipo Argentino de Antropología Forense logró identificar los restos de Mercedes del Valle Morales en el Cementerio Norte de Tucumán. El nieto pudo realizar una ceremonia y despedir a su madre, desaparecida con apenas 21 años. En ese tiempo además inició contacto con su familia materna que también participó de aquella despedida.
Si bien parte de la verdad comenzaba a salir a la luz, aún faltaba saber quién era el padre del joven y constatar si había sido víctima de apropiación, para ello debía probarse si quien inscribió al niño como propio era verdaderamente su padre. Como el hombre ya había fallecido, la filiación sólo podía comprobarse o descartarse a través de una exhumación el cuerpo del alegado padre, que permitiría la comparación del perfil genético con la víctima. Esta investigación la llevó a cabo la Oficina Tucumán de la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad, a cargo de Pablo Camuña, y la Fiscalía N°1 de Tucumán.
Ante la recepción del informe del BNDG, el Juzgado Federal de Tucumán informó al joven que no es hijo de quien lo crio y confirmó que efectivamente fue víctima de sustracción, ocultamiento y sustitución de identidad en el marco del terrorismo de Estado. La causa seguirá abierta para continuar con la investigación sobre el papá del nuevo nieto.