El arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Héctor García Cuerva, encabezó la misa central que clausuró la 51° Peregrinación Juvenil a Luján, un evento que, según los organizadores, congregó a cerca de un millón de fieles de todo el país. La homilía del Arzobispo estuvo marcada por un fuerte contenido social, abordando de manera crítica la situación socioeconómica argentina sin aludir directamente al Gobierno nacional.
El peso de la pobreza y el narcotráfico
Frente a la multitud de peregrinos, García Cuerva puso el foco en quienes “ya no tienen fuerza para seguir” y “han detenido su marcha” debido a las graves problemáticas del país.
“Les pesa demasiado la pobreza, las consecuencias del narco, las enfermedades, la soledad”, lamentó el Arzobispo, instando a los presentes a no caer en la indiferencia o la impotencia. El mensaje fue un llamado a la acción y a la solidaridad: “Por ellos también peregrinamos, los traemos en la mochila del alma, porque no queremos ser un pueblo indiferente ante tanto dolor”.
El Arzobispo amplió su súplica, mencionando a “nuestros abuelos”, “nuestros adolescentes atravesados por la droga y el alcohol”, las víctimas de la violencia, los pobres, los discapacitados y quienes buscan trabajo, resumiendo el espíritu de la caminata: “En definitiva, caminamos por nuestra patria”.
Llamado a la misericordia, la unidad y el no claudicar
En un momento de su discurso, García Cuerva hizo un enérgico llamado a la unidad y el diálogo entre los argentinos, en un contexto de profunda polarización.
“Podremos detener nuestros pies para descansar, pero no detendremos el corazón“, afirmó el Arzobispo, urgiendo a los fieles a no renunciar a la esperanza. El compromiso, sentenció, es “no abandonar los sueños de construir un país más justo y más fraterno”.
El líder eclesiástico enfatizó que el camino debe hacerse “unidos”, pidiendo “mirarnos entre nosotros con misericordia y que estemos cerca de los que la están pasando mal”.
La misa también tuvo un recuerdo para el Papa Francisco y una mención al Papa León XIV, a quien describió como quien “Encarna la esperanza, una esperanza que no nace en el ruido, sino en el silencio de una espera habitada por el amor”.
Cierre emotivo y un “Viva Argentina” masivo
La 51° edición de la caminata, que comenzó con una misa en el Santuario de San Cayetano en Liniers, se desarrolló bajo el lema “Madre, danos amor para caminar con esperanza” y estuvo marcada por ser la primera tras el fallecimiento del Papa emérito Benedicto XVI. A lo largo del trayecto que atravesó ocho municipios, se dispuso un gran operativo con 63 puestos de apoyo gratuitos para asistir a los caminantes.
El broche de oro de la celebración fue un enérgico grito del Arzobispo que, con una arenga similar a la popularizada por el Presidente Milei, cerró la jornada: “¡Viva la Virgen! ¡Viva! ¡Viva nuestra madre! ¡Viva! ¡Viva la Virgen de Luján! ¡Viva Argentina! ¡Viva!”. La multitud respondió con fervor, poniendo fin a la tradicional Peregrinación que nació en 1975.






